LA MEDIDA DE LA VIDA, EN ORVIETO

LA MEDIDA DE LA VIDA. Esta anécdota no es de carácter turístico, pero de una gran enseñanza de vida. Ocurrió en Orvieto.

Como lo conté en otros momentos de este Blog, por años fui socio de “Amigos de Castillos de Europa”, institución que permite alojarse en castillos antiguos y villas palaciegas, a un precio similar a un hotel 3 o 4 estrellas y vivir la increíble experiencia de sentirse como en siglos pasados. De esta manera conocimos varios Paradores de España y castillos medievales y renacentistas de Italia y Francia.

En Orvieto, preciosa ciudad amurallada y escarpada en un promontorio, fundada por los etruscos, ocupadas por los romanos y potenciada en el alto gótico, con la construcción de su impactante catedral policromada, nos alojamos a las afueras, en una bellísima Villa Ciconia, de los años 1500.

Ubicada en un predio rodeado de bucólicos jardines, con fuentes, puentes y lagos, donde nadaban patos y gansos, nos permitió descansar unos días del trajinar por el centro de Italia. Pero lo más llamativo, además de su arquitectura y moblaje preservado hasta en los mínimos detalles, como ser una lujosa vajilla barroca y mantelería de hilo bordados con finos macramé, fue la simpatía y don de gente del dueño de casa, a la postre con título nobiliario.

Hablaba muy bien el español, por tener una madre aragonesa y su afabilidad nos sorprendió, como la comida de alto nivel culinario. Probamos fiambres florentinos, faisán, pavita y jabalí, regados con champagne, vinos blancos y marsala, de cosechas propias. Tortas caseras y postres típicos del Lacio.

En una de esas conversaciones en la biblioteca, tomando un brandy, el señor me dio una gran enseñanza de vida.

-¿Cuántos años desea vivir? Me preguntó.

- No sé…. Tal vez unos 95 años. Le respondí sorprendido.

Se levantó y tomó del escritorio un metro, instrumento para medir que se pliega en zigzag, de esos que usan los carpinteros y extendido, marcó los 95 cm de largo, desde el número 0. Luego me volvió a preguntar:

-Cuántos años tiene ahora?

Le contesté sin mentir mi edad (muchos años menos de los que tengo ahora) y marcó en el mismo metro, el número que le indiqué.

- Mire Ud. cuánto ha vivido, cuántos centímetros de vida tal vez desperdiciados o vividos sin percatarse del tiempo. Le quedan estos centímetros para disfrutar, si la muerte no se adelanta…entonces, vívalo con toda su plenitud, sin malgastar ni un minuto. Viaje, ame, sienta, ría, sea felíz… no se detenga ante los contratiempos, ante el dolor ni las adversidades, dome su carácter, viva inteligentemente y aproveche cada centímetro que le queda de su metro de vida.

Desde entonces, lo recuerdo a cada paso y le hago caso en todo. Muy buena enseñanza.