BLOG DE VIAJES 16

De Roma a Salerno

Recorrida por el centro y sur de Italia

CARACTERISTICAS Es un recorrido por el interior de Italia hasta el sur. Caminos cómodos y muy transitados. Ciudades pequeñas y muy turísticas. Corazón de la cultura clásica

HISTORIA Arquitectura etrusca y griega. Esplendor del Imperio Romano. Arquitectura medieval. Todos los estilos

CLIMA Ideal todo en otoño y primavera

COMIDAS TÍPICAS Pastas, polenta y ricotas. Productos del mar. Pizzas (no como las Argentinas). Cafés. Postres de arroz, de pan y facturas .Tiramizú y helados

RECOMENDACIONES Las Autopistas sólo se toman para hacer tramos largos y llegar con premura (no es aconsejable para conocer el país). En cada localidad, visitar la Oficina de Turismo local. El GPS es óptimo, pero nada se iguala a los planos a escala. Con el GPS marcar tramos cortos y reprogramar al próximo destino. Escuchar por radio, las estaciones locales, familiarizándose con el idioma. La siesta es rigurosa en el interior…todo cerrado desde el mediodía hasta las 15hs. Mucho calor, desde la primavera en adelante. En los Museos, sacar las entradas con anticipación. Largas filas para ingresar a museos y lugares famosos. sombreros, gorras y sombrillas en los parques al aire libre (Pompeya, Erculano, Capri, Paestum)

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ROMA

Tomar la Autopista E80 Roma-L’Aquila hasta Arsoli y desde alli, la Ruta SR411 para llegar a destino

SUBIACO

Sede de asentamientos ya en época pre-romana, Subiaco a 74 km al este de Roma, con el transcurso del tiempo ha asumido el aspecto de un burgo medieval. De la época romana quedan solamente vestigios en la Villa de Nerón (Villa di Nerone) y la Edad Media revive en la Fortaleza (Rocca) (siglo XI) y en los numerosos monasterios que circundan la ciudad; entre todos destaca el monasterio de San Benito (Monastero di San Benedetto) del 1100, edificado en la gruta donde el Santo vivió sus primeros años de vida monástica.

En Subíaco nació Lucrecia Borgia y la famosa actriz Gina Lollobrigida. Pero principalmente se puede admirar en las laderas de las montañas verticales, encaramadas en ellas, la Abadía de San Benito, famosa en todo el mundo cristiano y la Abadía de Santa Escolástica (hermana de Benito), grandioso conjunto monumental de los siglos VI y XII, con un magnífico claustro románico.

En ambos monasterios, se aprecian espléndidos frescos y pinturas, especialmente importantes las de las dos iglesias superpuestas de San Benedicto, que fue el inventor del normativo de la vida monástica y es el Santo Patrono de Europa.

Sugiero alojarse en el “Hotel Miramonte” (3 estrellas) con media pensión. Y probar algunas especialidades locales que son las fiori di zucca, flores de calabaza rebozadas y fritas, y el supplì, especie de croquetas de arroz rellenas de mozzarella. Entre los embutidos destacan el prosciutto, el salame y la bresaola, que se suelen combinar entre sí y como segundo plato, algunas de las pastas más tradicionales, los spaghetti all'amatriciana, con tomate, queso Pecorino y guanciale (panceta de la mejilla del cerdo) que son una delicia.

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De Subíaco, tomar la Ruta SR410 hasta Frosinone, pasando por Alatri.

ALATRI 

Tiene un centro turístico notorio, sobre todo por la acrópolis prerromana, ubicada en lo alto de la colina y rodeada por una gruesa muralla, que consta de paramentos construidos con grandes bloques de piedras sin ningún tipo de cimentación. De allí la Autopista E45 hasta Cassino.

ABADIA DE MONTE CASINO

Es una abadía benedictina que se encuentra sobre una colina del Valle Latino, a unos 130 km al sur de Roma; muy cercano a la ciudad del mismo nombre, la Casinum romana había estado en la colina y a unos 520 metros de altitud. Es célebre por ser el lugar donde Benito de Nursia estableció su primer monasterio, origen de la orden benedictina, alrededor del año 529, y escribió la Regla de San Benito, la cual se convirtió en el principio fundador para la práctica monástica en Occidente. Durante la Segunda Guerra Mundial, se libró terribles batallas, quedando prácticamente destruido.

Retomar la Autopista E45 hacia el sur rumbo a Caserta, dejando de lado dos localidades muy hermosas que por falta de tiempo se pierden en el viaje: Capua y Casertavecchia, ambas con notables restos romanos medievales y normandos.

CASERTA

El Palacio Real de Caserta y su parque, incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad, son joyas de inigualable esplendor. Proyectado en el siglo XVIII por encargo de Carlos III de Borbón, el palacio, que representa el triunfo del barroco italiano, es una de las obras más importantes del sur de Italia. El visitante queda encantado por la belleza de su interior y por la magnificencia del exterior, sumamente cuidado en los detalles y estructurados diseños. El suntuoso palacio es una fusión ideal y original de otras dos residencias reales: el Palacio de Versalles de los reyes de Francia y el madrileño Palacio del Escorial, antigua residencia de los reyes de España.

Aparece con un auténtico conjunto monumental que ocupa 45.000 metros cuadrados y que, con sus cinco plantas, alcanza una altura de 36 metros. En la fachada principal se abren 143 ventanas y cuenta con nada menos que 1200 habitaciones y 34 escalinatas. El edificio de ladrillo y los pisos inferiores aparecen revestidos con lastras de travertino. Toda la estructura se corona con una amplia cúpula central.

Visitando el interior sorprende la sucesión continua de estucos, bajorrelieves, frescos, esculturas y suelos de taracea. Son destacables los de la Sala de Astrea, de la Sala de Marte y de la Sala del Trono. Esta última es la mayor de los apartamentos reales y venía utilizada como sala de recibimiento de las personalidades. Las partes más impresionantes del palacio son, probablemente, el conjunto del atrio, la monumental escala de honor y la capilla.

El palacio de Caserta ha cobrado un creciente auge como escenario de superproducciones del cine de Hollywood, al ofrecer facilidades para tales rodajes frente a las negativas de otros edificios ilustres de Italia. En el palacio se rodaron numerosas escenas de las películas “La amenaza fantasma” y ”El ataque de los clones”, de George Lucas. El director J. Abrams eligió este monumento para que apareciese en su película “Misión imposible 3” simulando ser la Ciudad del Vaticano. No sólo se rodó en estancias del interior sino también en los patios, como en la escena en la que explota el Lamborghini. La similitud con el Vaticano se volvió a explotar como escenario cinematográfico para las películas “El código Da Vinci” y “Ángeles y demonios”. Y últimamente la serie sobre “The young Pope” y su continuación.

De Caserta llegar a Nápoles. No recomiendo permanecer en la ciudad y continuar hasta Sorrento, de tal manera que desde allí, hacer tres excursiones próximas: a la ciudad de Nápoles, a Pompeya y la Isla de Capri.

SORRENTO

Sorrento es una preciosa y pequeña ciudad donde la amabilidad y la hospitalidad que se transmite de generación en generación. Ha visto pasar muchas civilizaciones: los etruscos, los griegos, los oscos, los romanos. A principios del siglo XVIII tuvo su inicio una época de renacimiento cultural, económico y social que alcanzó su cumbre durante el siglo XIX cuando nació y se consolidó el turismo denominado "Gran Tour", viaje que todos los jóvenes nobles europeos de aquella época efectuaban para completar su formación cultural, histórica y literaria.

De ese turismo de elite del 800 han quedado como testimonio los primeros grandes hoteles. Así, vinieron a Sorrento ilustres huéspedes como Byron, Keats, Scott, Dickens, Goethe, Wagner, Ibsen, y Nietzsche, sólo para citar a algunos de ellos.

Dos veces nos alojamos en Sorrento, recomendando el “Grand Hotel Flora” (4 estrellas), con preciosas vistas a la bahía de Nápoles y el “Hotel Plaza” (3 estrellas)

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NAPOLES

Con más de un millón de habitantes, es la tercera ciudad de Italia. Caótica, viváz, desorganizada, pero bella al fin. Son innumerables los tesoros artísticos que se pueden visitar en el centro histórico, que es Patrimonio Mundial; los palacios, las iglesias, las catacumbas y los pasadizos subterráneos, el Museo Arqueológico; los lugares del poder medieval y renacentistas adensados alrededor de Castel Nuovo y el Palacio Real; el paseo marítimo inolvidable, desde Castel dell’Ovo a Posillipo.

El área de las colinas del Vomero propone, en las sedes restauradas y aprestadas de manera ejemplar del Palacio Real de Capodimonte y de la Cartuja de San Martino, colecciones de museo entre las más importantes del mundo.

Catedral de Nápoles Italia, una construcción que se erige en un espacio donde, en la antigüedad, estaba localizado un templo de Apolo. Según los datos históricos, la catedral original fue construida en el siglo IV por Constantino, pero la obra que puede apreciarse en la actualidad empezó a desarrollarse en 1299. En este edificio valioso a nivel histórico, religioso y artístico se conjugan estilos arquitectónicos como el gótico y el barroco, en cuyo interior se luce la figura de San Gennaro.

Un recorrido en la ciudad del siglo XX conduce, entre tantas emergencias urbanísticas y arquitectónicas dignas de mención, hasta las arquitecturas racionalistas de la Mostra d’Oltremare, con el parque y las estructuras deportivas y expositivas; a poca distancia, la Città della Scienza, por último, la exploración de los nuevos lugares del arte contemporáneo: edificios monumentales como el Palazzo delle Arti Napoli, y el Museo di Arte Contemporanea Donnaregina, un ejemplar único admirado en todo el mundo.

Estadio San Paolo, inaugurado en 1959, es de visita obligada para los fanáticos del fútbol, es el tercero más importante de Italia y fue sede de varios partidos durante el Mundial de Fútbol de 1990.

Museo Arqueológico Nacional de Nápoles está considerado uno de los más importantes de su género en Europa, tanto por la calidad como por la cantidad de las obras que expone. Constituyen cuatro núcleos fundamentales: la Colección Farnesio, compuesta por objetos provenientes de Roma y sus alrededores; las colecciones pompeyanas, con testimonios procedentes de Pompeya, Herculano, Estabia, Boscoreale y otros antiguos recintos arqueológicos del área del Vesubio y objetos de colecciones menores, adquiridas o donadas al museo; piezas provenientes de excavaciones llevadas a cabo por la Dirección General de Arqueología de Nápoles y Caserta (sección Prehistórica, Cumana, Pithecusae, Neapolis). Una de sus joyas es mosaico de “Alejandro en la batalla de Ixos” extraído de Pompeya.

Una buena forma de conocer Nápoles es a través de su gastronomía. Son muchos los platos representativos de la ciudad, como la pizza Margarita (con mozzarella, salsa de tomate, aceite de oliva y albahaca), las pastas (spaghettis, fusillis, rigatonis y otros tipos) y la sfogliatella (masa de hojaldre rellena con pasta de almendras u otro dulce).

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POMPEYA Y HERCULANO

Al pie del Vesuvio de 1279 m de altura, es famoso por su erupción del año 79, en la que fueron sepultados varios núcleos urbanos, entre ellos las ciudades de Pompeya y parte de Herculano. Tras aquel episodio, el volcán ha entrado en erupción en numerosas ocasiones. Está considerado como uno de los más peligrosos del mundo, ya que en sus alrededores viven unos tres millones de personas, es el único volcán situado en la parte continental de Europa que ha sufrido una erupción en el siglo XX. Los otros dos volcanes italianos que han entrado en erupción en las últimas centurias se encuentran en islas: el Etna en Sicilia y el Estrómboli en las islas Eolias. La última erupción del Vesuvio tuvo lugar en 1944, destruyendo buena parte de la ciudad de San Sebastiano.

Pompeya

La gran erupción del Vesubio del 24 de octubre del año 79 d.C y no el 24 de agosto de ese año como se creyó durante mucho tiempo, sepultó Pompeya bajo una gran capa de material volcánico que la conservó durante cientos de años tal y como era en el siglo I. Las excavaciones comenzaron en 1748 y, ya entonces, la antigua ciudad romana llamó la atención de viajeros de distintos países.

Hoy, el yacimiento arqueológico es una de las principales atracciones turísticas de Italia y aunque se han excavado aproximadamente un 60% de la ciudad, por lo que quedaría un 40% por excavar, es posible que nunca se haga, pues en Pompeya existen muchos problemas de conservación.

Cruzar las puertas de Pompeya significa retroceder casi 2.000 años en el tiempo. Esta urbe conserva sus calles, casas, tabernas, templos y demás edificios, tal y como sus habitantes y la furia del volcán los dejaron en el siglo I. La que un día fue una próspera ciudad portuaria (aunque hoy el mar queda a varios kilómetros de allí) se ha convertido en el yacimiento arqueológico más importante de cuantos perduran de la civilización romana.

Las excavaciones comenzaron en el siglo XVIII pero en la actualidad se siguen produciendo nuevos hallazgos que nos permiten conocer la antigüedad un poco mejor. En Pompeya conviven a diario turistas y arqueólogos. El trabajo de estos últimos sigue sacando a la luz imponentes edificios, impresionantes pinturas y datos reveladores sobre la historia de la ciudad y su funesto final.

En este recorrido por el pasado se alzan, desafiantes al paso del tiempo, impresionantes edificios como el anfiteatro, el gimnasio grande, las termas, el templo de Isis o el de Apolo. También se conservan tabernas, panaderías, lavanderías y el lupanar de la ciudad, con sus camas de piedra y sus escenas eróticas pintadas en las paredes y también muchas casas familiares.

El recorrido por las ruinas, excavadas bajo una capar de casi 30 m de espesor, suele llevar unas tres a cuatro horas, incluyendo el museo de los calcos de yeso (vaciados de cuerpos humanos y animales, víctimas de la erupción). Conviene llevar protección solar y una buena guía.

Herculano

La vecina de Pompeya, aunque menos visitada, cuenta con uno de los mayores tesoros preservados por la lava del Vesubio: una gran biblioteca de papiros de la Antigüedad. Su superficie abarcaba solo un tercio de la de Pompeya, unas veinte hectáreas. Contaba aproximadamente con unos cuatro mil habitantes cuando el monte Vesubio entró en erupción. Varias capas de fango hirviente la cubrieron por completo durante siglos.

En un primer momento, los arqueólogos encontraron pocos restos humanos, y pensaron que la mayoría de los habitantes habían conseguido escapar. Más tarde, con la aparición de unos doscientos cincuenta esqueletos en la zona del puerto, surgió la teoría de que gran parte de la población trató de huir por mar, pero el violento maremoto que siguió a la erupción se lo impidió.

De hecho, los edificios de Herculano se han mantenido mejor que los de su célebre vecina. Las gruesas capas de barro sólido, que en algunos puntos alcanzaban los 23 m de altura, fueron más eficaces para prevenir la erosión que los estratos de Pompeya, más finos y permeables. El descubrimiento de Herculano tuvo lugar por casualidad a principios del siglo XVIII y permitió luego hacerlo en Pompeya.

Una de las grandes sorpresas que no se puede perder en un viaje por los alrededores de Nápoles, son los restos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Herculano, a tan solo 14 km al sur de Nápoles y antes de llegar a Pompeya. De seguro que se visitará Pompeya, y tal vez se piense que ya es suficiente, sin embargo es una visita de que no se arrepentirán, y desde mi punto de vista, en cierta medida es incluso mejor que Pompeya…    

Lo primero que llama la atención al llegar es que los restos de la antigua ciudad romana se encuentran en un enorme foso. Esa excavación a cielo abierto 4,5 hectáreas, pero que en realidad hay excavada mucha más superficie por medio de túneles, hasta unas 20 hectáreas, lo cual no se visita.

Tras bajar a la zona del antiguo puerto, la visita de Herculano va a ser un paseo por las tres calles principales que se disponen en paralelo. Durante este recorrido se asciende a diversos edificios y recintos, algunos de ellos incluso de dos plantas, lo cual no es habitual en Pompeya.

Entre los distintos edificios se destaca la Casa del Bajorrelieve de Télefo, la segunda de mayores dimensiones de Herculano; o la Casa del Atrio Corintio, una de las viviendas más antiguas de esta antigua ciudad romana. También destaca la Gran Taberna, con el característico mostrador de mármol y los barriles incrustados en el, y la Casa de los Ciervos, una de las más completas que se puede ver en Herculano. Las termas femeninas del complejo de las Termas Centrales, sorprende por su perfecto estado, y en la Casa de Neptuno y Anfitrite se aprecia una decoración con mosaicos realmente muy bien conservada.

A la hora de comprar las entradas para ver Herculano, el billete conjunto te da acceso no solo a la visita de estas excavaciones, sino también de las de Pompeya y un par de enclaves romanos más que hay en los alrededores del Vesubio, como la Casa de Popea, en la vecina Torre del Grecco..

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ISLA DE CAPRI

Con permanentes viajes en variados tipos de barcos desde Sorrento, la espléndida isla surge en el Mar Tirreno, encantando a todo el mundo. Entre los primeros que resultaron hechizados por la isla figura el emperador romano Tiberio, que se auto exilió aquí: y construyó la magnífica Villa Jovis, conocida como “Palacio Tiberio” y también el emperador Augusto que fue un gran asiduo de la isla. Capri fue un lugar amado por los romanos, hasta el punto de haber albergado hasta 12 villas imperiales. La isla gana su fama en 1826 con el descubrimiento de la Gruta Azul y hoy es un lugar legendario que continúa siendo objetivo de viajantes, intelectuales y estrellas.

El panorama es magnífico en la amplia ensenada de Marina Grande, el puerto de la isla donde se arriba y desde donde parte el funicular que en doce minutos sube al pueblo de Capri. Casas de piedra volcánica, techos con terraza, arcos con pérgola, callejuelas entorchadas que desembocan en la “Piazzetta”: un auténtico salón al aire libre, en torno a los cafés de los que se disfruta de una espléndida vista de Marina Grande, la lgesia de Santo Stefano (reconstruida en el 1600 mezclando formas barrocas con cúpulas de influencia árabe) y el Palacio Cerio, que en su día fue el castillo de Juana I de Nápoles, hoy sede del centro dedicado a la historia de la isla.

A través de una escalera se sube a la explanada de la capilla de Santa María del Socorro: la vista de los golfos de Nápoles y de Salerno quita el aliento. El belvedere de Tragara ofrece una vista encantadora de los farallones y Marina Piccola. Es espectacular el Arco Natural, lo que queda de la volta de una alta cavidad al borde de la costa. Anacapri es el segundo centro de la isla, inmersa entre olivos y viñedos. Hay que visitar la plaza de San Nicolás, la Iglesia de San Miguel con su bello pavimento azulejado y la villa San Miguel, cuyo jardín con pérgolas invita a un descanso reparador.

Capri cuenta con un mar de color azul cobalto donde se suceden 65 grutas y farallones. No hay que dejar de hacer una visita en lancha motora o en pequeñas embarcaciones a la Grotta Azzurra, de 60 metros de largo y 25 de ancho, su nombre deriva del magnífico color de los fondos marinos que se reflejan en la gruta.

Tres veces visité Capri, pero tan sólo una vez pude ingresar a la Gruta Azul. Se debe tener suerte y paciencia, porque a veces, el mar presenta dificultades e impide la entrada.

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RUTA AMALFITANA

Retomando el viaje desde Sorrento, emprendemos la “Ruta Amalfitana”, inolvidable recorrido por los mejores paisajes del sur de Italia, a través de sinuosos caminos surcados entre la montaña y el mar. A orillas del mar Tirreno, se inicia la auténtica ruta de la Costa Amalfitana. Es la SS163, también conocida como la Nastro Azzurro (Cinta azul), encargada por Fernando II de Borbón y terminada en 1853. Todos los municipios que la bordean fueron declarados en 1997 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son unos 50 kilómetros aproximadamente.

Es estrecha, sinuosa, con curvas algo tortuosas y traicioneras. Algunos de sus tramos cuentan con semáforos que van dando prioridad a uno y otro sentido. Hay que ser habilidoso al volante y no es solo por como serpentea esta carretera, sino por los impresionantes paisajes que invaden y despistan a la vista. Desde pueblecitos diminutos literalmente suspendidos en los acantilados hasta unos parajes mediterráneos llenos de coloridos huertos y viñedos, campos de naranjos y limoneros, pinares, orquídeas salvajes y millares de casas de colores pasteles.

Durante los días picos de verano, las filas son interminables y los estacionamientos, imposibles. Conviene viajar en el otoño o primavera o bien tomar colectivos urbanos.

Positano

Una vez en Positano, es obligado detenerse un buen rato y dejarse llevar por su encanto: probablemente el pueblecito más apreciado de esta ruta. El novelista premio nobel estadounidense John Steinbeck, que vivió aquí un tiempo y escribió sobre ella, se quedo hipnotizado y la definió así: “Es un lugar de sueño que no parece de verdad cuando estás allí, pero su profunda realidad te atrapa con toda la nostalgia del mundo cuando te has ido”.

Calles en pendientes imposibles, casitas de terracota de colores rosados, una maravilla. Desde sus miradores se ven las pequeñas islas Li Galli, donde la mitología ubica la isla de las sirenas de la que habló Ulises. La única de las tres habitada perteneció a Rudolf Nureyev, que vivía en una villa diseñada por Le Corbusier. El sendero de los dioses, El sendero Degli Dei se trata sin duda del paseo más conocido de la Costa Amalfitana, que conecta a lo largo de 12 kilómetros de empinados caminos Positano y Praiano.

Aviso: no aconsejable para quienes tengan vértigo: El mar parece el cielo visto desde arriba. Espeluznante y hermoso a la vez.

Praiano

Un pueblecito entrañable de pescadores convertido en un discreto lugar de veraneo, cuyas casas encaladas salpican las verdes laderas del monte Sant’Angelo, hacia el Capo Sottile. Son famosos sus atardeceres, por lo que es recomendable dedicarle unas horas, especialmente desde la playa Marina Praiano. El curioso fiordo de Furore A escasa distancia de Praiano, está este fascinante fenómeno geológico, excepcionalísimo fiordo en Italia. Es una grieta descomunal que fisura las montañas de Lattari. No es muy visitado.

Cala di Furore

Es una manga de mar que penetra en la tierra algunos centenares de metros creando una playa alucinante (de unos 25 metros) sobre la que, literalmente, se cuelgan las cuatro o cinco casas del pueblo. Un lugar único que, debido a lo recóndito de su situación, en pleno verano no hace mucho calor, incluso refresca.

Amalfi

El nombre de esta ruta proviene de esta bella localidad. Fue la primera de las cuatro Repúblicas Marítimas y durante mucho tiempo mantuvo el monopolio del comercio en el mar Mediterráneo. Es un conjunto monumental de casitas blancas que se agarran a la montaña y que están surcadas por callejuelas y pequeñas escaleras que recorren el pueblo de arriba a abajo. En lo alto, destaca majestuosa la cúpula dorada de la catedral de San Andrés Apóstol o simplemente catedral de Amalfi del siglo IX en la Piazza del Duomo.

Alltrani

A menos de un kilómetro de Amalfi, se encuentra uno de los sitios más bellos que se pueden visitar al viajar a Italia.

Gruta de la Esmeralda

Pegado a Amalfi, en la misma carretera, hay un aparcamiento y un ascensor que bajan hasta la Grotta dello Smeraldo. La excursión consiste en tomar un bote a motor que penetra en la cueva, aunque también se puede ir por un pasaje de piedra. El silencio del interior es sobrecogedor y la luz hace que las aguas adquieran tonalidades diversas de un color esmeralda precioso, que brilla sobre las aguas completamente transparentes, rodeadas por estalactitas que le dan una apariencia como irreal a este lugar. El paseo dura aproximadamente media hora y el precio no supera los 10€.

Ravello

Escalando las montañas desde Amalfi se llega a Ravello por la SS 373, a unos 6,7 km. Este pequeño pueblo es un balcón a 350 metros sobre el mar, con unas vistas únicas e impresionantes. Es extraordinario. Es el único pueblo que no se encuentra a los pies del mar Tirreno y se aleja un poco de la costa para situarse entre colinas, jardines, parques, villas y palacios. Si se puede y se quiere, hay que ascender hasta lo alto del pueblo porque las vistas son espectaculares.

Cita obligada de artistas y famosos. Richard Wagner, alrededor de 1880, compuso su ópera Parsifal. Es imprescindible visitar también Villa Cimbrone, un hotel de lujo que tiene su origen en una villa de principios del siglo XI, con unos de los jardines más espectaculares de Italia, que se pueden visitar donde durmieron desde Greta Garbo a Richard Gere.

Las relaciones de esta región con la literatura mundial son muy estrechas. Ya en el siglo XIV fue uno de los lugares favoritos de Giovanni Boccaccio, autor del Decamerón, D.H. Lawrence con El amante de lady Chatterly (1928) y el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió Casa de muñecas (1879). Pero fue en el siglo XX cuando se produjo el boom literario, sobre todo después de la II Guerra Mundial, cuando el lugar pasó a ser muy conocido en Estados Unidos.

Vivir entonces en esta parte del mundo era muy barato y atrajo a muchos escritores que siguieron dejado sus huellas en sus obras, en el paisaje y en los hoteles y villas de la zona. Truman Capote, André Gide, Patricia Highsmith, Tennesse Williams, John Steinbeck, Gore Vidal, John Huston, Orson Welles, Lauren Bacall, Jackie Kennedy y todos los influencers de la época.

Maiori y Minori

Una vez pasado Amalfi, a un par de kilómetros se alzan dos pueblecitos muy recomendables y que no son tan conocidos, lo que hace que no esté tan masificado. Son Maiori y Minori. Hay que descubrir sus playas. Sus aguas son de un intensísimo azul turquesa y merecen mucho la pena, bajar a pegarse un chapuzón. Por cierto, Maiori de hecho tiene los vestigios romanos más importantes de la zona en Villa Roma Antiquarium, una muy bien conservada villa patricia del siglo I. Vietri sul Mare Al final de esta carretera costera, conocida por ser “la ciudad de la cerámica”, en ese sentido es como un museo al aire libre. Por cierto, hay dos visitas que hay que apuntar: la Cerámica Artistica Solimene, fábrica enorme con enorme venta al público y el Museo della Cerámica, en Raito, que ocupa una preciosa villa rodeada de un parque.

Imprescindible hacer en la Ruta Amalfinata: tomar un limoncello, comer la colatura di alici, el atún de Cetara y la pasta típica hecha a mano. Comprar las cerámicas de Vietri sul mare y las sandalias hechas a mano en Positano. Disfrutar de un delicioso café, exquisitos helados, admirar el panorama y tomar muchas fotos. La manera más usual sobre todo si es verano es en barco, seguido del autobús y por última opción moto o auto. La carretera es bastante angosta y con mucho tráfico, hay pocos estacionamientos y son bastante caros. Viajar en barco además les regala vistas de la costa increíbles.

Existen muchos hoteles, algunos más accesibles, conforme se alejan del mar y se encuentran en las montañas. Nos alojamos en el “Hotel Fontana” (3 estrellas) frente a la plaza de Amalfi con vistas impagables hacia la catedral.

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Continuando el viaje, se desciende a la llanura y a los 5 Km se llega a.

SALERNO

Es una importante ciudad de la región Campania, ubicada en la costa justo frente al Golfo que lleva su nombre y posee un puerto muy grande y ajetreado, en él desembarcaron los aliados en 1943, destruyendo buena parte de la ciudad. El centro histórico de Salerno está ubicado alrededor de la Via dei Mercanti, con sus característicos palacios antiguos e iglesias, que parte desde el Arco de Arechi, el Museo Arqueológico Provincial, el antiguo monasterio de San Benito, el museo de enseñanza de la Escuela de Medicina de Salerno y el Museo Diocesano San Matteo.

La Catedral de Salerno, sede del ayuntamiento episcopal, es una iglesia románica que data de finales del siglo XI el edificio, dedicado al apóstol san Mateo y su Cripta, son un punto de atracción religioso. Muy cerca de la ciudad y como punto final del recorrido, visitar las magníficas ruinas griegas del:

YACIMIENTO ARQUEOLOGICO DE PAESTUM

Está declarado Patrimonio de la Humanidad. Fundada por los griegos en torno al 600 a.C. con el nombre de Poseidonia, la ciudad estaba consagrada a Poseidón o Neptuno, dios del mar y vivió su periodo de máximo esplendor entre el 560 y el 440 a.C. Posteriormente fue ocupada por la población itálica de los lucanos y en el 273 a.C, Roma conquista la ciudad a la confederación lucana y asienta en ella una colonia que toma el nombre de Paestum.

Bajo el dominio romano se realizan importantes obras públicas que cambian el rostro de la antigua polis griega: el foro, sustituirá al enorme espacio del ágora y que reduce la superficie del santuario meridional, el llamado "Templo de la Paz", probablemente el Capitolium, el santuario de la Fortuna Viril y el anfiteatro.

Cada rincón es una maravilla, un marco perfecto para hacer inolvidables fotos, el Templo de Neptuno, en óptimo estado de conservación, la espectacular Basílica de Hera y el Templo de Atenea, son los principales monumentos.

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Desde aquí, culminando el viaje, se retorna a Roma, directamente por autopistas, empleando unas 4 a 5 horas hasta llegar a destino.