LA EDELWISSE SE HIZO ARBOL
LA EDELWEISS SE HIZO ARBOL “Edelweiss, Edelweiss, blanca flor de los Alpes”…canturreaba armónicamente Jullie Andrews, con sus hijos Trapp en la ficción de la múltiple premiada y famosa “Novicia Rebelde”, también llamada “El sonido de la Música”.
Ciertamente, esas pequeñas flores nacaradas que nacen en lo alto de las montañas, cuyo nombre científico es Leontopodium alpinum, significan a su vez “Nobleza Blanca”. También se las conocen con el nombre de Flor de las Nieves y son además, la flor nacional de Suiza y Austria.
En 1994 viajamos con mi esposa a Insbruch y en un puesto callejero, al frente de la Casa de Oro, compramos una maceta con un ramillete de Edelwisse en flor, acompañándonos el resto del viaje y regándola en los baños de cada hotel.
Al regresar, sabíamos que no iban a pasar por los scaners de los aeropuertos…sin embargo, corriendo el riesgo, desde el bolso de viaje, las plantitas alpinas prefirieron quedarse con nosotros y sortearon milagrosamente todos los obstáculos.
Cuando llegaron a nuestra casa, las sostuvimos entre las sombras del jardín y día por medio las alimentábamos con un cubito de hielo…pero no resistieron más de un mes los calores de las llanuras argentinas y se secó indefectiblemente, aunque algunas flores quedaron aplanadas en algún libro de texto.
Al tiempo, en la misma maceta, germinó otra plantita de alguna semilla oculta en su tierra…y esa plantita creció año a año. Primero fue un arbusto y luego un arbolito de metro y medio, que en algunas Navidades las adornábamos con luces y guirnaldas.
Pero su natural crecimiento no se detuvo hasta alcanzar los casi doce metros de altura, con las quejas de los vecinos que le caían sus hojas y frutos pequeñitos, y la sombra permanente en nuestro patio, que obscurecía el entorno, tapaba sol de la piscina y el resto del jardín.
Hace unos meses, después de levantar las tablas del deck y temer por los cimientos del asador, le llegó la hora. Durante tres días, una cuadrilla de operarios, cortaron sus ramas, fraccionaron el tronco de casi 50 cm de diámetro y socavaron un pozo para cortar sus raíces…Creo que se llama “Sauco” esa especie de árboles que crecen profusamente a la vera de casi todas las rutas europeas y que particularmente nos brindó sombra y frescura durante 17 años.
Como una mascota fija y silenciosa, nos apenó mucho su corte, aunque necesario, y con tristeza vimos como un camión se llevaba retazos de este amigo fiel que nos proporcionó placer e intimidad. Frondoso árbol que milagrosamente nos regaló la Edelweiss que se secó, cediendo su lugar…